Hay que tener en cuenta, que toda estructura de hormigón armado, presenta una vulnerabilidad inevitable a lo largo de su vida útil. A pesar del mantenimiento, muchas veces es necesaria alguna intervención en la estructura por el deterioro causado por las deficiencias inherentes a las técnicas o materiales utilizados. Antes de proyectar dicha rehabilitación, es necesario averiguar el estado real en el que se encuentra, para resolver posibles problemas estructurales.

Normalmente, se precisa realizar una diagnosis de una estructura de hormigón armado por uno de estos casos:

  • Por la sospecha de una insuficiencia estructural al detectar síntomas o lesiones, que pueden ser fisuras, flechas…
  • Por la degradación de los materiales por falta de protección contra las condiciones del entorno. Fisuración del hormigón, oxidación de las armaduras… serían posibles muestras de ello.
  • Por dudas respecto al estado actual de la estructura, al haber estado sometida a condiciones límite como puede ser un incendio.
  • Por previsión de un incremento de cargas por una reforma y/o cambio de uso del edificio.

Para ello, es recomendable que un técnico competente redacte un Plan de Actuación, para planificar la campaña de inspección y ensayos necesarios, con el fin de sacar las conclusiones pertinentes.

Con carácter general, los ensayos que se podrían realizar para obtener información de la durabilidad del hormigón, es decir, para conocer su capacidad para soportar las condiciones físicas y químicas a las que está expuesta en su vida útil; y que nosotros podemos realizar serían:

  • Ensayos destructivos:
    • Test de aluminosis.
    • Extracción de probetas testigo.
    • Profundidad de carbonatación.
    • Presencia de cloruros.
    • Presencia de sulfatos.
    • Prueba de servicio: Prueba de Carga.

 

  • Ensayos no destructivos:
    • Esclerómetro o medición del índice de rebote.
    • Pachómetro. Detección de presencia de armaduras.